Por: Mario Morales
No hubo que esperar. La amenaza de dictadura con un tercer período de Uribe dejó de serlo para convertirse, de manera anticipada, en dolorosa realidad.
El desenmascaramiento, con cierta dosis de cinismo, era fase previa a la configuración de ese Estado totalitario que hoy somos si nos atenemos a la larga lista de rasgos diferenciales a la que se suman gestos casi diarios como la decisión de cerrar el DAS y el anuncio de un “complot criminal” contra el Gobierno por las denuncias de las chuzadas.
Son decisiones irreflexivas para echarle tierra a uno de los peores escándalos de la historia. De paso, el Gobierno, responsable directo e indirecto, quiere usurpar el terreno de las víctimas.
Son cortina de humo a la preocupación de la relatora especial de Naciones Unidas para los defensores de Derechos Humanos acerca de seguimientos e interceptaciones, pasadas y presentes, incluso a funcionarios de la ONU y la CIDH, y a la existencia de patrones de hostigamiento y persecución contra periodistas, sindicalistas, magistrados, abogados y activistas.
Son rasgos dictatoriales como la toma del Congreso por la vía de prebendas, la reforma de leyes e instituciones a la medida, la procuración de un partido único que deje sin oxígeno a los demás, la extradición de ‘paras’ en proceso de confesión, las componendas para evitar que haya compañas y debate de ideas, las ternas de uno (como la del fiscal) que trampean la posibilidad de que la Corte decida; la asimilación o disolución de movimientos y asociaciones; o el señalamiento, disfrazado de tristeza, a medios que entrevisten a personas distintas de las fuente oficiales.
A cambio el Gobierno ofrece espectáculo: insultos, frases cargadas de odio para “abrir” telenoticieros o primeras páginas, que mantienen a las masas a fuego lento, paralizadas entre la neurosis y la exaltación, en estado de guerra total a enemigos virtuales y con perfiles intercambiables, según necesidades, como señala alias Don Mario.
Como dice la sabiduría popular lo que camina como pato, parpa como pato y tiene forma de pato no puede ser más que un pato. Así estamos.