Fue el anuncio oficial del ingreso del Congreso colombiano a la videopolítica y a la multimedia en estos tiempos modernos de palabras compuestas.
Junto con las denuncias y las pruebas documentales, el show central del debate de la parapolítica en Antioquia estuvo mediado por la presentación de videos, fotografías y del power point que el gobierno Uribe popularizó en sus consejos comunales; cosa que ya agradeció a manteles, dicho sea de paso, el mismo Bill Gates, hace unos días en Cartagena. (Ya están en fila los presidentes de las fábricas de cámaras y filmadoras para hacer lo propio, así toque, mientras baja la marea en la Costa, ir al restaurante Las Ojonas, en el centro de Bogotá).
Lástima que nuestros padres de la patria no sean tan avezados en las artes visuales y nos hayan presentado esas películas de presupuesto barato (hasta el punto que parecían producidas por Jorge Barón). Pero por algo se empieza. Ya pueden ir planeando la programación para los 25 debates que se vienen, si nos atenemos a los departamentos que aún faltan en el ciclo de suspenso que se ha ido conformando.
Y si el horario se mantiene, la pueden ir anunciando con matiné incluido y servicio de confitería a la silla, para que la merienda no coincida con el discurso de ningún personaje, como le pasó al MinInterior que se iba quedando sin escuchas cuando en la cafetería del Senado anunciaron la butifarra con arepa paisa a mitad de precio que incluía la transmisión en pantalla grande de la serie Nadie es eterno en el mundo enlazada con Hasta que la plata nos separe.
Menos mal no se perdieron de nada porque después de toda la parrilla de telenovelas, la defensa del gobierno todavía estaba con lo del Palacio de Justicia, primero en los tacones de Adriana Gutiérrez y luego en los De Gina Parody.
Se tenía pensado para el cierre, y en reconocimiento a la paciencia y aguante de los que se quedaron, reemplazar los discursos que durante tres horas tratarían de explicar la causa de las violencias desde la Patria Boba hasta nuestros días, por la première de Hannibal, el origen de la Mal, la película producida por Dino de Laurentiis, dirigida por Peter Webber y estrenada hace apenas un mes en Francia, Reino Unido y Estados Unidos, y que narra la venganza en la que se cría un niño que ve matar a sus padres, es maltratado y marginado hasta convertirse en un asesino en serie.
Pero no se pudo, no sólo por los cabeceos incesantes del Ministro Holguín, sino también para no afectar a los honorables congresistas con contenidos exagerados de violencia, y a esas horas de la noche.
Lastima que el director Sergio Cabrera ya no tenga su curul, porque de observadores los padres de la patria podrían pasar de una vez a ser protagonistas, sobre todo por estos días en los que el reparto está que ni mandado a hacer para grabar la segunda parte de la Estrategia del Caracol. Con tal de que no nos vuelvan a dejar sólo con la casa pintada…