Los informes de Bogotá subterránea y los artículos a manera de crónica de la revista Soho, en los cuales, lso periodistas cumplen roles específicos, y a veces protágonicos, en la forma de narrar las historias con el fin de «probar en carne propia y de primera mano» un hecho, denuncia o problemática, han reavivado el debate sobre la conveniencia del periodismo encubierto. ¿Qué tanto altera la realidad que quiere presentar el reportero. su presencia, la de una cámara, la de un agente externo? ¿Qué tan dirigida y qué tan espontánea resulta la narración?. ¿Le es lícito al periodista, desde una perspectiva ética, mentir sobre su identidad, profesión e intenciones, con el fin de probar una hipótesis periodística?