Medios y Politica
El presidente estadounidense, George W. Bush, tomó distancia ayer de miembros de su gabinete que efectuaron pagos a periodistas para promover en los medios de comunicación las políticas del gobierno y ordenó a todo su gabinete que cese esa práctica corrupta.
«Espero que mis ministros se aseguren de que esa práctica no siga adelante», declaró Bush en una conferencia de prensa en Washington, en la cual sostuvo que «la Casa Blanca no estaba al tanto de estos casos». Sus declaraciones fueron calificadas como «sorprendentes» por los comentaristas. La información completa puede leerse hoy en Ambito Financiero (Argentina).
«Todos nuestros ministros deben darse cuenta de que no pagaremos a columnistas para que favorezcan nuestra agenda. Esta debería poder ponerse en pie sola. Debería haber una clara distinción entre gobierno y prensa», dijo en declaraciones citadas por agencias de noticias.
• Imputación
Por un lado, Bush responsabilizó a dirigentes del Departamento de Educación de haber pagado 240.000 dólares a Armstrong Williams, un comentarista conservador afroamericano, para promover en televisión la agenda educativa del gobierno.
Bush se limitó a decir que ahora hay un nuevo titular de esa cartera, Margaret Spellings, confirmada ya como sustituta del saliente Rod Paige.
El propio Williams reconoció que en 2003 accedió a dicha «compensación» y admitió que «eso representó un conflicto de intereses».
La polémica suscitada por el caso Williams fue reavivada ayer por el diario «The Washington Post» en un artículo en el que reveló un nuevo escándalo similar. Según el periódico, la columnista Maggie Gallagher recibió 22.000 dólares del Departamento de Salud para defender los esfuerzos de Bush en favor de la institución de la familia y del matrimonio.
De acuerdo con la legislación estadounidense, los medios de comunicación del país y los periodistas deben informar a su público si recibieron algún tipo de compensación por defender un producto o un asunto concreto.
Según el «Post», Gallagher no mencionó en ningún momento que había cobrado para escribir y defender públicamente la visión del presidente en torno al matrimonio. «¿Incumplí la ética periodística por no decirlo? No lo sé», dijo la periodista, quien aseguró que nadie le preguntó sobre su contrato y que, si alguien lo hubiese hecho, habría estado encantada de contarle todos los detalles.