Por Laszlo Trankovits (dpa)
La única publicación estadounidense que afirmó que Irak no tenía armas de destrucción masiva, sino apenas unas «gigantescas hondas» y «un par de dinosaurios de combate», no sobrevivió a la crisis de la prensa escrita en Estados Unidos. Cierra el «Weekly World News» (WWN), que se jactaba de ser «el único periódico confiable del mundo».

Esta semana aparecerá el último número de este original semanario que sólo pocos desprecian en Estados Unidos por ser satírico. Porque sus innumerables exclusivas en casi 30 años de historia sacudieron a la opinión pública del país.

Fue el WWN el que reveló que Elvis Presley nunca murió y que la llegada del hombre a la Luna fue un montaje. Fue también el primero que habló del hijo adoptivo extraterrestre de la senadora Hillary Clinton y dio a conocer sensaciones científicas como el descubrimiento de una nueva especie humana del tamaño de una hormiga, el peso del alma (945 gramos) o dónde está el infierno (14 millas por debajo de Siberia).

La importancia que tuvo este medio de culto -que en los años 80 tenía una tirada de 1,2 millones de ejemplares- la demuestran los llamamientos entristecidos de lectores en los medios.

«Estoy amargado como un abstemio en la Fiesta de la Cerveza», señaló el escritor Emil Steiner en el «Washington Post». Quién salvo WWN tenía verdaderas exclusivas del mundo de las religiones, se lamentó por su parte el «New York Times», en alusión a historias como aquella sobre la voz de Dios («como una orquesta sinfónica con 100 barítonos») o el «test rápido» para saber si uno acabará en el cielo o en el infierno.

Quién tiene la culpa entonces del hundimiento del famoso semanario? El publicista Peter Carlson fue quien encontró la respuesta más convincente: La realidad superó a las historias difíciles de contrastar de WWN.

«Los estadounidenses eligen presidente a una estrella de cine que compartió cartel con chimpancé», «La Unión Soviética se desmorona de golpe» o «Fanáticos religiosos atacan Manhattan con aviones secuestrados» podrían ser titulares que hace unas décadas sólo aparecían en el WWN.

El semanario, calificado por el «Washington Post» como el «más creativo» del mundo, escribió historia en los medios de varias maneras. En 2001, el principal portavoz del Partido Comunista de Cuba, el dirario «Granma», salió a desmentir que tiburones entrenados en la isla estuvieran poniendo en riesgo las playas de Florida.

«Granma» escribió que los cubanos están acostumbrados a las «calumnias y falsedades» procedentes de Estados Unidos, pero que «en esta ocasión, por lo absurdas e irracionales que resultan las informaciones, vale la pena que se conozcan».

Los editores de WWN comentaban orgullosos que muchos estadounidenses formaban su opinión sobre el mundo en base a su publicación en vez de los diarios, lo que parece confirmarse si se tienen en cuenta las caídas en los índices de lectura de periódicos en el país en los últimos años.

El núcleo duro de los lectores del semanario lo preferían sobre todo para enterarse de las conspiraciones mundiales, los oscuros manejos en los palacios presidenciales o la misteriosa influencia de lo extraterrestres. También el presidente estadounidense, George W. Bush, se informaba a trabés del WWN, al menos según muestra una fotografía del año 2000, aunque es probable que lo leyera porque en esa edición fue el único medio que habló de su encuentro secreto con extraterrestres y sobre los doce senadores que en realidad proceden del espacio.

Durante 25 años el WWN tuvo el sello de Eddie Clontz (que murió en 2004), cuya receta de éxito era: «No nos dejaremos arruinar una buena historia por las comprobaciones».

Pero pese a la importancia que llegaría a tener, el semanario nació gracias a una imprenta que sobraba. Cuando la editorial «American Media», de Boca Raton (Florida), decidió en 1979 publicar en color sus revistas de chismes de famosos -entre ellas el «National Enquirer», la más popular-, quedó una máquina que no se necesitaba.

Así se fundó WWN, dedicado a las historias que en general por sus fuentes muy cuestionables no encajaban en las publicaciones de las casas reales y las estrellas de Hollywood. Ya no habrá titulares como «Avión desaparecido en 1939 aterriza con esqueleto» u «Hombre ciego recupera la vista y abandona a su fea esposa».

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