En pocas ocasiones los periodistas colombianos podemos poner de acuerdo a todo el mundo. Si todo el mundo son las asociaciones y organismos encargados de velar por la libertad de expresión dentro y fuera de nuestras fronteras.
Ese dudoso honor alcanza incluso, quien lo creyera, el terreno de las cifras. Reporteros sin Fronteras dijo este martes, por ejemplo, que el nuestro sigue siendo el país más peligroso del continente para el ejercicio de la profesión con un periodista muerto en 2004, tres secuestrados, dos detenidos, 28 agredidos y 25 amenazados. Sin contar la destrucción de material de los medios de comunicación
El comité para la Protección de Periodistas señaló el viernes que la Colombia del último lustro ocupa el tercer lugar en el mundo en situaciones de riesgo para la prensa, después de Filipinas e Irak.
Y hace menos de una semana el relator por libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos humanos hizo un escalofriante diagnóstico de nuestra situación. Dijo que le impactó el fuerte clima de autocensura de periodistas y medios de comunicación. La razón obvia, el miedo por temor a represalias.
Y el lunes La Asociación Mundial de Diarios anunció desde Londres que en ocho de los diez casos de asesinatos de periodistas en el mundo no había responsables capturados. Si se hace foco en Colombia, la medición está cerca del ciento por ciento.
Con razón El día Internacional de la Libertad de prensa, el 3 de mayo, tuvo el lema de “Impunidad: los asesinos andan sueltos

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