No se entiende porqué tanta discusión. Claro que hemos cambiado y en ese sentido les cabe razón, aunque por distinto cauce, tanto a los conservadores andresistas como a los conservadores alvaristas, así agiten el trapo rojo, inscritos en los partidos uribistas que son, como sabemos, casi todos cuando ingresan por la puerta de la Registraduría, y casi ninguno, cuando tienen que pasar por el frontis de la Fiscalía.

No es sino mirar los titulares de prensa para entender, como dijo Neruda con mas tino y con más rima, que los de entonces, ya no somos los mismos. Hasta hace unos años, el gusto nacional masculino oscilaba como un péndulo entre el sueño de ser presidente de la república o jugador profesional de fútbol, oficios a cual más hoy desprestigiados como les consta a Andrés Pastrana, Léider Preciado, Ernesto Samper y Ricardo Siciliano. Para no hablar del ideal de reinas con el que creció buena parte de nuestras compatriotas que tenían buenas partes.

Claro, en unos y otras estaban impregnadas sus ideas de los sueños del poder, de la seducción y de la vanidad como ha tiempo lo señaló con engolado acento el sabio Salomón.

Ha tenido que correr mucha agua debajo del puente para que pudiéramos entender que ese era el camino largo y culebrero. Si hoy, por ejemplo, le formuláramos a nuestros compatriotas la octava entre otras muchas de las 31 preguntas del famoso test de Proust (que no era de Marcel, el escritor francés, sino de su amiga Antoinette Faure) acerca de lo que querríamos ser si no fuéramos lo que somos, cualquier firma encuestadora encontraría que hoy el péndulo de los ideales estaría jalonado por oficios más seguros y menos desgastantes como, por ejemplo, ser banquero o embajador de la república.

Esas sí son actividades (alguien sabe de otras?) donde la palabra riesgo no existe. En las que, como en la banca, cuando hay pérdidas las compartimos entre todos, (solidarios que somos), y cuando hay ganancias, las disfrutan ellos (no sea que haya quien los señale de ser comunistas disfrazados).
Actividades (es un decir) donde el poder está implícito sin necesidad de utilizar la fuerza como hoy bien lo saben Jairo Rubio Escobar, el renunciado Superintendente de Industria y comercio, y Augusto Acosta, el tambièn renunciado superintendente financiero, quienes se atrevieron a retar a la banca y hoy están de suplentes.

Actividades (por más pasivas que parezcan) que no requieren de fuero sindical para reclamar garantías laborales. De eso, y así ha de ser, se encargan otros, como la Secretaría de prensa del Palacio de Nariño que anda concienciando a la nación de que esos pobres servidores que son los embajadores no tienen reajuste salarial desde hace quince años. Y tan lejos del terruño!. No es sino que nos digan y hacemos una vaca como la que hicimos hace diez años para salvaguardar los bancos que hoy generosamente impulsan mayoritariamente el crecimiento económico. Yo, por ejemplo, ya estoy recogiendo firmas para que el abnegado y flamante embajador en la India, Juan Alfredo Pinto, pueda tener su vehículo diplomático, toda vez que la normatividad se lo impide por ser nuestro representante en un país del tercer mundo. Ni que fuéramos igualados.

No obstante, aún quedan resquicios de los ideales futboleros y presidenciales de antaño. Eso explica la vigencia de Vinascos y Pereas, Petros, Holguines y Arias. Herederos del pasado que ya hemos comenzado a superar. Realización de un sueño de país sin patadas ni gritos. Para eso hoy están los servicios consulares y el servico al cliente. La vida que nos merecemos, así sea por interpuestas personas.
***
MORALEJA: Màs que una acto de fe se necesita hoy para creer en las campañas políticas regionales y en los datos que al alimón hoy entregan el Dane 3.0 y Planeación Nacional. El imperio de las cifras contraataca.

Suscribir
Twitter
Visit Us
Follow Me
YOUTUBE
LinkedIn
Instagram