Por Elena de Regoyos

En Estrasburgo, en junio de 1605. El joven alemán Johann Carolus se ganaba el sustento con la caligrafía. Distribuía entre los vecinos adinerados de Estrasburgo un boletín manuscrito sobre noticias, tanto locales como otras enviadas por su propia red de corresponsales. El esfuerzo diario de transcribir los numerosos ejemplares hacía que la tarea fuese lenta y pesada. Por eso la prensa era, entonces, un auténtico lujo limitado a los pocos que podían pagarle. Exhausto, en 1605 resolvió apostar por las nuevas tecnologías, y se compró una imprenta. Aumentó la tirada y las ventas, y pudo reducir el precio. Fue el primer periódico impreso, que este mes de junio celebra su 400 aniversario. Pero no fue todo tan fácil para Carolus, pronto comenzaron sus problemas con el copyright…

La Asociación Mundial de Periódicos (WAN) acaba de modificar el capítulo uno de la historia del periodismo. El Gutenberg Museum de Mainz, Alemania, en el que se conserva la primera imprenta, halló recientemente en Estrasburgo, ahora territorio francés, pruebas irrefutables de que “Relation

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