Mi ego y yo
La sensibilidad y extrema sencillez de las dos mujeres contrastó casi dramáticamente con la soberbia de su barbado acompañante. La periodista mexicana le ponía el alma a sus palabras; la antioqueña estaba a merced de la humildad. Pero él? sólo era él.
Alma Guillermoprieto, Ana Mercedes Gómez y Mauricio Vargas compartieron un interesante panel sobre el oficio del reportero durante la conferencia ¿Hacia dónde va el periodismo?, organizada por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoameric ano en su décimo aniversario.
Mientras Alma, con toda su trayectoria en medios internacionales como The Washington Post o The New Yorker y Ana Mercedes, con su prestigio como activa directora y periodista del diario El Colombiano se dedicaron a hablar del oficio, el director de Cambio no escatimó ?yoes? para ilustrar a la audiencia sobre sí mismo y lo mucho que sabe de este oficio.
Primero habló de ?sus periodistas? y de cómo en los consejos de redacción, a los que están de acuerdo con él, luego les voltea la arepa y adopta una postura diferente a la inicial para ver cómo reaccionan. Dio una clave para quienes aspiren a trabajar con él: ?esas notas que empiezan con una gran conclusión, yo no las leo? a mí me gusta es que se parta de lo particular a lo general?.
Finalmente, luego de dejar que su ego se paseara en palabras infladas por su propio aire, manifestó que los periodistas no tienen por qué victimizarse y que él nunca había hecho pública ninguna de las muchas amenazas que se ha granjeado a lo largo del ejercicio de esta profesión. Esto último, en clara
alusión a las bien sustentadas denuncias hechas por el columnista Daniel Coronel en la revista Semana de esta semana.
Por algo sonó a lección de periodismo para su vecino de puesto una de las frases finales de Alma: el periodista escribe para que el lector se informe y entienda, no para demostrar que sabe mucho.
>Más del encuentro periodístico
>
Excelente la organización de la conferencian ¿Hacia dónde va el periodismo? realizada por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en el maravilloso auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano que por cierto permaneció medio lleno, o medio vacío.
Hay que reconocer especialmente el estoicismo con que algunos patrocinadores y benefactores aguantaron el palo que les corresponde en este tipo de jornadas de reflexión. A menos que el cinismo haya hecho de las suyas, muy probablemente los representantes de la Casa Editorial El Tiempo o el enviado de uno de los benefactores, Julio Mario Santodomingo, se debieron haber sentido aludidos por las críticas realizadas no en su contra sino en general por los maestros del periodismo latinoamericano. ¿Las críticas? El monopolio de los medios de comunicación por parte de grupos económicos, la influencia de intereses privados en el manejo de la información de carácter público y el amiguismo entre fuentes, periodistas y directores de medios, entre otros. Estoica la resistencia de estos y otros asistentes a los que les cayó el guante.
Ah, como también a Edgar Artunduaga quien no sabía hacia dónde mirar cuando uno de los panelistas criticó el tránsito sin escalas ni rubores de periodistas al mundo de la política y viceversa? O en reversa.
En pocas palabras Joaquín Estefanía, España: Leer periódicos ya no es indispensable, como sí lo fue hace cien años. La manera de hacer indispensable la lectura de periódicos hoy es activar la credibilidad del medio y de los periodistas y esto se logra con transparencia.
«Andrea Domínguez»