(por Rudy) Yo soy humorista, y a decir verdad, no sé demasiado bien qué
significa eso, si significa algo. Con algunos colegas solíamos decir «el
humorista es el que llega último a las primicias», frase que más allá de
la ironía refiere a que le solemos contar a nuestro lector algo que en
verdad él ya sabía, pero de una manera que lo sorprende. La extraña
sensación de «enterarse de algo que ya conocía», puede llevar a la
risa, a cuestionar la profesionalidad de quien lo está contando (somos
argentinos, somos críticos) o a la reflexión.
Como los humoristas trabajamos en medios de comunicación, sospecho que
nuestro trabajo de alguna manera está emparentado con el periodismo.
Podría decir, para hacerla fácil, que si los humoristas somos «los que
llegan últimos a la primicia», los periodistas son «los que llegan
primero» (fácil lo mío, jamás ganaré un Pulitzer con este nivel de
investigación), con lo que la profesión se reduce a un tema de
velocidad. Quizás por eso Superman haya elegido ser periodista para su
trabajo vestido de Clark Kent, y el Hombre Araña, que también va rápido
aunque por el aire, el de fotógrafo. Los superhéroes que no tienen la
supervelocidad entre sus poderes (Batman, El Zorro) tuvieron que optar
por otras profesiones.
Pero en verdad no creo que se trate de eso. Primero, porque «llegar
primero a la primicia» no es una cuestión de rapidez. Hay que saber
adónde llegar. Dónde está la primicia. Y para eso se necesita olfato,
sagacidad, visión (evidentemente Superman la tenía clara), o bien
alguien que te avise antes que a los demás qué es lo que esta pasando, y
dónde.
Pero tampoco es tan simple determinar «qué es una primicia». Me acuerdo
de aquel viejo chiste, en el que un hombre de infalible puntería es
interrogado acerca de «cómo hace», y dice «es fácil: primero tiro la
flecha, y allí donde caiga, dibujo el blanco». Muchas primicias son
creadas artificialmente, establecidas como tales, exageradas más allá de
lo tolerable, por intereses que suelen ir mucho más allá de lo
periodístico.
Me acabo de dar cuenta de que para mí el periodismo de verdad tiene
poco y nada que ver con las primicias. ¿Con qué tiene que ver entonces?
Diría que con «cierta capacidad de percibir y transmitir». Con la
posibilidad de metabolizar la información, y, más que analizarla y
«bajar línea», proponérsela al lector/oyente/televidente de una manera
tal que sea este último quien la pueda analizar y decidir con su propia
neurona. Ubicar la información en un contexto histórico, geográfico,
político, el que corresponda, para que esa «primicia» no quede
«despegada del resto de la información», y hacerlo de una manera
comprensible y entretenida. Creo que el buen periodista no es aquel que
impone su nombre ni sus ideas, presionando al receptor, si no el que
logra sorprender al lector que, de pronto, «le encuentra un nuevo
sentido a algo que ya sabía». Pero no sé, yo soy humorista, no tengo
nada que ver con esta profesión, es totalmente distinto.
::: RUDY ES DIRECTOR DEL SUPLEMENTO DE HUMOR DEL DIARIO «P