Que alguien haga la obra de caridad y que nomine a Boxer o a Pegad-it como las empresas del año. Quizás ellas si puedan, si todos las apoyamos, unir este país roto que dice el maestro Jesús Martín Barbero que somos, que sabemos que lo es
más cada día.
O que nos terminen de partir, de repartir de una vez, como ya casi lo logran las motosierras (las dialogantes y las silenciadas), las reformas constitucionales
(las concertadas y las van debajo de la mesa), las negociaciones (las que vemos y las que se hacen a oscuras), los territorios de desmovilizados de todas las tendencias y todos las locaciones que los diminutivos han terminado por definirnos en la medida de lo que somos: Pequeños estados en las regiones, muchas pequeñas regiones dentro de un Estadito que cada vez toma más trabajo
representar.
O no son pequeños estados-región Arauca y Putumayo (cada uno por su lado) y de paso botoncitos de muestra del fracaso de la Seguridad democrática?.
O no son regiones-estado, (cada una por su cuenta) Ralito, Tierralta, La Sierra Nevada, los alrededores de Valledupar y el hoy inundado país de la Sierpe que alguna vez delimitó la pluma de García Márquez?
O no son estaditos desregionalizados los que tienen los narcos del Valle, que colindan pero que no se tocan con los narcos de Antioquia, que son distintos de los narcos del sur, del Norte y del oriente del país?
O no son regiones desestatizadas, las gigantescas fincas caucanas las cordobesas, las guajiras, las llaneras y la zona esmeraldífera y la carbonera y la petrolera?
O no tienen su propio país los medios, los encuestadores, los fabricantes de leyes, reformas y contrarreformas, los que tienen votos pero no tienen voz, los que tienen voz sólo para conseguir los votos, los que tienen aunque sea un “fierro