Es el colmo de la retórica. Proverbial en José Obdulio Gaviria, pero hueca, vacía y lo que es peor, engañosa. Como quedó de manifiesto en el artículo que publicó El Tiempo el 19 de febrero con la firma del asesor presidencial y el título de No nos engatusarán.
Porque según Gaviria ahora resulta que cien millones de pesos no son nada, que los aportantes a las campañas políticas son desinteresadas hermanitas de la caridad (con el respeto que nos merecen las hermanitas de la caridad) y que el chequecito que por esa suma giró Enilce López a la campaña presidencial no es malo porque dizque pasó cuatro filtros (Lo que habla mal de la campaña que los puso y por supuesto de los mismos filtros), pone además como garantes (imagínense) a Fabio Echeverry y Alberto Velásquez, y en la más grande muestra de carencia de argumentos cita a Horacio Serpa (que hace once años andaba dando explicaciones del mismo talante). Sólo faltaron como testigos doña Enilce y quizás su hijo, el candidato a la cámara.
Añade el asesor que la empresa que giró no era controvertida (pero no defiende a la socia mayoritaria. Acaso ella, doña Enilce, no era controvertida en 2002? No lo sabían en la campaña? Qué es peor que no lo supieran cuando medio país sí? o que les metieran gato por liebre?). Pero dice el asesor, que el gobierno no se va a poner en esos perendegues de investigar el origen de las “desinteresadas