Yo creo que la culpa la tienen los sicólogos. Todo empezó cuando los jardines infantiles acabaron con la mención de honor a la excelencia académica para destacar al mejor estudiante de la clase y lo reemplazaron (dizque para evitar los traumas de la envidia y el complejo de inferioridad) por el diplomita que le entregan a todos los niños del salón (y que han pagado sus papás diez meses antes en la matrícula). Desde entonces se dio esta desbandada de galas y galardones que ya ni las secciones sociales ni los reporteros gráficos ni los adjetivos dan abasto en las páginas de diarios y semanarios.
Eso explica esa cascada de premios que hoy aqueja a buena parte de los colombianos que se deja envainar. Como se dejó envainar, por ejemplo el Min-impuestos, Alberto Carrasquilla, que acaba de ser condecorado como el mejor ministro de América Latina. ¿Qué va a pensar cuando se despierte de su luna de miel en Roma, el ahora embajador Sabas Pretelt? Corremos el peligro que, presa de los celos e intensa envidia, renuncie a la diplomacia y se devuelva a despertar de sus sueños de grandeza y holganza el doctor Holguín. Dios nos libre.
Yo no me quiero imaginar cuáles fueron los trámites surtidos en el caso del profesor Carrasquilla, pero está claro que ni el jurado ni Alberto, el niño precoz (en asuntos económicos, se entiende) se enteraron de que, mientras él recibía muy tieso y muy majo, la distinción, aquí en su patria sus amigos, benefactores y seguidores (leáse presidente, gremios, congresistas y 25 millones de colombianos que creen saber más de economía que el mismo Ministro. Habráse visto!) hacían de su obra maestra, la reforma tributaria, una colcha de retazos que ni siquiera le sirve para taparse a la mitad de los colombianos que según la Iglesia y el Dane, están en la inopia.
Algo similar le ocurrió al pobre del Fiscal Mario Iguarán que por estar pendiente de tanta audiencia no tuvo tiempo de leer la carta astral que le vaticinaba una desgracia si iba a recibir el premio ese en el extranjero, de cuyo nombre no quiere acordarse, como no quiere acordarse de los sicólogos (yo les dije, ellos eran los responsables). Y eso que el pobrecito no sabía nada de nada (ni lo de Virginia, ni lo de Escobar, ni lo de Marti, ni lo de los montajes). Como verán no se necesita saber del país para recibir premios en el exterior.
Y también le acaba de ocurrir a la Gurisatti, que sin estar haciendo nada (así que culpa suya no es) fue premiada como una de las 15 mujeres más influyentes del planeta, por dos razones, dice la firma que la galardonó: Fuerza y belleza (sic). Plop! para parafrasear a Condorito y otro plop por el doble reconocimiento. Uno hasta alcanza a pensar por su cara de sorpresa y sus ganas de saludar, que a lo mejor ella creía que estaba en una de esas cámaras escondidas de También caerás del canal que hoy es su competencia.
Por eso hoy los nominables andan pagando escondederos a peso. Ya suena, por ejemplo, un premio a José Obdulio Gavira por parte de la Academia de la lengua, por sus malabares y artificios para cambiarle el significado a la palabra clientelismo. Dicen que al ministro Holguín una marca de relojes lo tiene en la mira para destacarlo como el funcionario más despierto. Les siguen en la lista el minagricultura a quien le echó el ojo para su próxima portada la revista Don Juan. La Conchi está punto de firmar con Pantene como el cabello con mayor volumen y movimiento del país. Diego Palacio está a punto de firmar a Maturana como apoderado para ser destacado como el mejor Ministro sin ministerio ( o es al revés?)
Por eso no se les haga extraño si a Pirry lo nombran mejor periodista del año, a “Buscando el cielo

Suscribir
Twitter
Visit Us
Follow Me
YOUTUBE
LinkedIn
Instagram