Polèmica despertaron tanto el Editorial de El Tiempo sobre los falsos positivos y la inmediata respuesta del Ministro de Defensa publicada en ese mismo diario. Aquí reproducimos las dos.

El Editorial: El positivo de la Fiscalía

Un mayor y un capitán del Ejército acusados del «grosero montaje» -así lo llamó el Fiscal General- de un acto terrorista para escalar posiciones y ganar puntos en sus hojas de vida es algo que no tiene antecedentes y que viene a sacudir aún más el prestigio de una institución que parece perseguida por un escándalo tras otro.

Los dos oficiales, el mayor Javier Efrén Hermida y el capitán Luis Eduardo Barrero, han sido acusados por la Fiscalía, luego de una investigación de dos meses, de los delitos de tráfico ilegal de explosivos y estafa agravada. En cristiano, se los acusa de haber montado un falso atentado con carro bomba en un centro comercial del sur de Bogotá, el pasado 14 de julio. Se trata de uno de los cinco incidentes de los denominados ‘falsos positivos’ que se vienen investigando a raíz de las denuncias publicadas por este diario.

Todavía está fresca la historia de contradicciones en el interior del Gobierno. A la precipitada admisión del Ministro de Defensa y el comandante de las Fuerzas Militares, en rueda de prensa, de la existencia de los falsos positivos siguió la marcha atrás que dio el Gobierno, por boca del presidente Álvaro Uribe y del mismo Ministro, cuando negaron el hecho. Se apoyaron, entonces, en una declaración del fiscal Iguarán en el sentido de que no había pruebas, aunque este agregó que la investigación estaba en curso.
La conclusión de la misma no puede ser más penosa. Que la Fiscalía haya confirmado que al menos una de las denuncias sobre “falsos positivos” había resultado cierta es un hecho de inmensa gravedad para las Fuerzas Armadas. Y debe provocar reflexiones serias y de fondo –más allá de la consabida disculpa de que hay ‘algunas manzanas podridas’–, que permitan revisar desde el sistema de ascensos militares hasta lo que se entiende por inteligencia militar.
El Gobierno y el alto mando reciben con mal disimulada intemperancia las críticas a los militares. Pero los incidentes son demasiados y demasiado graves. En años recientes, la institución ha pasado por eventos tan serios como el choque entre militares y policías en Guaitarilla (Nariño), la muerte de campesinos en Cajamarca (Tolima), numerosas investigaciones por presunta presentación de civiles como guerrilleros muertos, la matanza de una unidad de élite de la Policía por una unidad del Ejército en Jamundí (Valle), la oscura participación de militares en un supuesto ajuste de cuentas entre narcotraficantes en Atlántico y ahora la confirmación de que, al menos en un caso, el positivo resultó ser verdadero, pero en la Fiscalía, y no una invención periodística, como se alcanzó a insinuar.
¿No será hora de dejar de acoger las críticas a las Fuerzas Militares como si lindaran con la traición a la patria, y agarrar el toro por los cuernos? Por supuesto que se trata de casos específicos. Por supuesto que desmoralizan a cientos de miles de oficiales y soldados intachables. Pero es preocupante que sucedan. Y que la primera reacción de un mal entendido espíritu de cuerpo sea salirles al paso a quienes señalan los problemas.
Pues algo está ocurriendo si hechos como estos se presentan una y otra vez.
El presidente Uribe y el ministro Santos deberían liderar el análisis de las razones de estos incidentes y de las medidas necesarias, para evitar que se repitan. Es esa la mejor defensa de la institución militar.
¿No será hora de dejar de acoger las críticas a las Fuerzas Militares como si lindaran con la traición a la patria, y agarrar el toro por los cuernos?
Publicación
eltiempo.com

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