Iniciamos aquí el debate sobre el acoso judicial del que es víctima la prensa colombiana. Por lo pronto y gracias a las corresponsalías de colegas como Jaime Horta, comenzamos con la exposición de motivos.
-Se negó a rectificar la periodista Salud Hernández-Mora, como se lo ordenaba un fallo de tutela
Por eso, sus lectores habituales vieron con sorpresa el domingo 17 de febrero que a cambio de su columna semanal de opinión en EL TIEMPO apareció un lacónico texto. Pero el 24b ded febreo amplió un poco su posición. Veamos el desarrollo informativo
ACALRACION DOMINGO 24 DE FEB
Siento aburrir a mis lectores, pero será la última vez que me refiera al caso:
El 14 de agosto del 2005 publiqué una columna titulada ‘¿Un pirómano en la Corte?’, referida al magistrado Jaime Araújo Rentería. En ella lo señalaba como el más probable autor de la filtración de una información al diario El Espectador que enlodaba al magistrado Rodrigo Escobar.
Me figuré entonces que era él por tres razones: la filtración solo pudo salir de uno de los nueve magistrados del alto tribunal; Araújo estaba enfrentado a Escobar y no tenía recato en ocultarlo, y yo tenía un documento que mostraba sin lugar a dudas que fue él y no otro. No podía hacer uso de él porque dejaba al descubierto a mis fuentes.
Como el mencionado magistrado sabía que mis datos eran ciertos, dejó pasar los 6 meses de plazo en que me pudo demandar por calumnia. Por esa razón, buscó recovecos en la ley y pidió hace un año a la Fiscalía que me citara para que aportara pruebas. Acudí ante el CTI y no les di mayores datos de los escritos en la columna porque los periodistas somos periodistas y no miembros de los cuerpos de seguridad estatales.
Por fortuna no revelé nada, porque le mandaron a Araújo la transcripción de lo que dije allá. Sobre esas manifestaciones mías, supuestamente confidenciales, reclamó a EL TIEMPO que yo rectificara. No lo hice porque lo escrito en la columna, como ya dije, es cierto y si no fuera lo que dije al CTI, lo tendría que aclarar con ellos y con nadie más.
Como el señor Araújo conoce que filtrar no es ningún delito (lo hacen todo el tiempo), echó mano de otras acusaciones serias que yo jamás formulé.
Asegura en la carta que publicó este diario el martes que lo acusé de cobrar un dinero por hacer asesorías jurídicas. Si ya es delicado que un ciudadano común invente y tergiverse escritos, peor es que lo haga todo un magistrado de un tribunal superior. También afirma que lo señalé como el autor de un anónimo remitido a su colega Escobar, cuando tampoco aparece eso en mi columna.
Tengo la máxima consideración y respeto por la juez que me ordenó rectificar y asumiré las consecuencias de no seguir su mandato. Espero que tanto ella como los lectores comprendan que no me considero por encima de la ley por ser columnista, sino que no creo que deba sucumbir a la presión ignominiosa de nadie.
Si a la menor intimidación nos agachamos y cedemos aunque tengamos la razón, ¿se imaginan cuántas verdades tendríamos que silenciar?
Salud Hernández-Mora
COLUMNA DOMINGO 17 DE FEB
En él, la periodista explica que una sentencia de la juez Hilda González Neira la obliga a rectificar una de sus columnas.
Después de explicar que el periódico le puso a disposición el espacio, la periodista afirma que no se retractará porque no tiene nada que rectificar. «(…) Las presiones del magistrado Jaime Araújo no me harán revelar mis fuentes -de toda solvencia- ni retractarme (…)», escribió.
El caso se originó en agosto del 2005, cuando Hernández publicó la columna ‘¿Un pirómano en la Corte?’, en la que se refería a un informe de ‘El Espectador’, que ponía en entredicho la imparcialidad del magistrado Rodrigo Escobar para fallar algunos temas importantes como la Ley de Justicia y Paz, pues, según un anónimo que llegó a la Corte Constirucional, este se habría reunido con las Auc para que liberaran a su novia, secuestrada tiempo atrás.
En su columna, Hernández afirma que una de las fuentes del artículo es un magistrado y que si tuviera que apostar por alguien lo haría por Jaime Araújo Rentería.
Por la afirmación, el magistrado Araújo instauró una denuncia penal ante la Fiscalía para pedir que la periodista informara de dónde había sacado la información y aportara las pruebas. Pero ella se negó a hacerlo y el magistrado instauró una tutela contra la periodista, EL TIEMPO y sus directores.
El viernes en la tarde, Hernández fue notificada del fallo, que la obligaba a rectificar en 48 horas, y al periódico y a sus directores, a proporcionar el espacio para que lo hiciera. El resultado fue la columna de ayer que, si es considerada desacato, podría llevarla a la cárcel.
«Si me hubiera equivocado sería la primera en rectificar, pero no rectifico por ninguna circunstancia. Creo que es una estrategia para, de alguna manera, someternos (a los periodistas)», dijo.
ESTA ES LA COLUMNA
Frente a una decisión judicial
Salud Hernández-Mora. Columnista
(EL TIEMPO, domingo 18 de febrero, 2007)
En sentencia de fecha 13 de febrero del 2007 proferida por la juez Hilda González Neira en relación con la acción de tutela presentada por Jaime Araújo Rentería por el contenido de mi columna de fecha 14 de agosto del 2005, se me ordena rectificar la imputación de ser el actor el magistrado «favorito» para señalarlo como fuente de la publicación realizada por El Espectador contenida en la columna denominada ‘Guerra sucia – ¿Un pirómano en la Corte?’ Un extraño fax anónimo y otros detalles que llaman la atención», para lo cual EL TIEMPO me ha confirmado que tengo a mi disposición el espacio habitual de mi columna.
No obstante lo anterior y con todo el respeto que me merece la citada juez, debo indicar:
No tengo nada que rectificar. Las presiones del magistrado Jaime Araújo no me harán revelar mis fuentes -de toda solvencia- ni retractarme de nada de lo escrito en la columna ‘¿Un pirómano en la Corte?’ objeto de la tutela.
Salud Hernández-Mora
ESTO ES LO QUE DICE EL MAGISTRADO ARAUJO
Jaime Araújo Rentería, magistrado de la Corte Constitucional, envió ayer una carta a los directores de EL TIEMPO, Rafael y Enrique Santos Calderón, en la que precisa los términos de su denuncia contra Salud Hernández, columnista de ese diario.
Un fallo de tutela obligó a Hernández a rectificar afirmaciones contra Araújo, publicadas en una columna de agosto del 2005, en la que hace señalamientos contra el magistrado. La columnista se ha negado a rectificar. Estos son apartes de la carta:
«Muy respetuosamente, solicito que se rectifique la información dada por su diario el día de hoy, 19 de febrero de 2007, pág. 1-5; por no corresponder a la verdad, y todo lo que no corresponde a la verdad, en vez de informar, desinforma.
1. No es cierto que he pedido a la Fiscalía ni a los directores de El Tiempo ni a quien se autotitula como periodista, que revele su fuente sobre los hechos delictuales que me imputó; cosa distinta es que tenga prueba del hecho que me imputa. Por ejemplo, su columnista afirmó que tenía la prueba de que yo había recibido un cheque por honorarios como abogado. Ese hecho constituye una conducta reprochable e irregular ya que ningún juez puede recibir honorarios. Jamás he solicitado que diga quién le dio la información o de quién la obtuvo (reserva de fuente). Cosa distinta es que presente la prueba de ese hecho. Y esa prueba puede presentarla sin necesidad de mencionar a quien se la suministró. Jamás he pedido que me diga quién le dio la prueba; mi petición se limita a que presente las pruebas que tiene en mi contra. Y esta prueba nunca puede tenerla y mucho menos aparecer, por la sencilla razón de que jamás, siendo juez del tribunal constitucional, he recibido honorarios como abogado de nadie.
Respecto de la otra imputación que me hace de haber elaborado un documento injurioso y calumnioso y haberlo mandado anónimamente por un fax, tampoco pido que revele su fuente; sólo estoy pidiendo que aporte la prueba de su imputación. Esa prueba tampoco podrá tenerla, porque el hecho es falso y jamás ha ocurrido; entre otras cosas porque mi estilo para decir las cosas no es por medio de anónimos, sino de frente, dando la cara.
2. En el caso concreto a que ustedes hacen referencia, ya el Fiscal General de la Nación certificó que su columnista no tenía ninguna prueba en mi contra y a pesar de haberles enviado a los directores de EL TIEMPO el texto completo de lo dicho por el señor Fiscal, no rectificaron. Dijo el Fiscal: «Además, cuando se le interrogó si tenía algo más que agregar a su relato, adicionó la entrevistada, lo siguiente: «Una de las cosas por las que creo que es un juego sucio es porque he tenido acceso al extracto bancario de uno de los magistrados que son del grupo de Araújo, indicaría que ese magistrado cobró unos fondos de manera irregular, pero puede ser un homónimo. Cuando me refiero a las huestes Araujanas hago referencia a magistrados que son del grupo de Araújo, no a ningún familiar de él.» (subrayado fuera del texto).
Corolario de lo expuesto se precisa que: (i) la señora Salud Hernández Mora fue citada a entrevista, conforme a su solicitud, para escucharla respecto del artículo de prensa publicado por ella en el diario EL TIEMPO, el domingo 14 de agosto de 2005, y, (ii) en esa declaración, ningún elemento material probatorio o evidencia física, en los términos de la ley 906 de 2004, -entiéndase prueba, para la ley 600 de 2000- aportó como sustento de lo afirmado en su escrito de prensa» (negrilla y subrayado fuera de texto).
3. No se trata en este caso de impedir que un medio de comunicación haga una denuncia, pues la calumnia ya se ejecutó; se trata, entonces, de restablecer la honra que ya fue destruida.
Una calumnia no puede ser nunca una opinión. Dicho de otra manera, el derecho a opinar no incluye el derecho a calumniar o a destruir la honra de un ciudadano o de un juez.
En el estado de derecho son los jueces los encargados de proteger la honra y la dignidad de los ciudadanos y esta misión institucional de los jueces no puede ser estigmatizada por los medios de comunicación. Flaco servicio le prestan a la libertad de prensa quienes se solidarizan con los calumniantes o injuriantes.
Más bien se le hace a la salud de la profesión, dejar que respondan ante la justicia esa minoría de periodistas o autoperiodistas que calumnian o injurian y que manchan a la gran mayoría que son periodistas veraces e imparciales. Como son también íntegros y honestos la gran mayoría de los funcionarios judiciales. El suscrito tiene claro como ciudadano y como juez de derechos fundamentales, dentro de los cuales están el de la honra y la dignidad, que no es capaz de defender la dignidad y la honra de sus semejantes quien no comienza por defender su propia honra y dignidad, como ciudadano y como juez»
¿Honor mancillado?
(Revista Cambio, No. 709, 2007)
El ex presidente Ernesto Samper tasó en 50 millones de pesos el resarcimiento de su honor por el contenido de una columna que escribió la periodista Claudia López, en la que recordó el papel del ex mandatario en el proceso 8.000. Samper denunció a la investigadora por injuria y calumnia y en una audiencia de conciliación exigió la retractación y la millonaria suma de dinero. La periodista no aceptó las pretensiones de Samper y un fiscal está a punto de tomar una decisión final. En otro proceso por la misma columna la Fiscalía falló a favor de la comunicadora, que había sido acusada por Samper de fraude en fallo judicial.