Por Mario Morales

EN SU COLUMNA DEL DOMINGO, PIEdad Bonnett lleva al terreno de prejuicios y estereotipos la crítica que hice, hace dos semanas, a Juan Manuel Santos en su idea de convertirse en “presidente de las regiones”; una imagen que, dije, “No termina de cuajar”. (Por Mario Morales)

Y no cuaja por su evidente distanciamiento con el país de la calle, comunicándose desde su urna de confort.

No era, no es, como interpreta Piedad, problema de clase social o populismo, sino de lógicas de un gobierno centralista e hiperlocalista, sin conexión con el sentir ciudadano. Ni él ni Petro han sabido “contarse” a la población.

Pasa Piedad por encima de la evidente ironía cuando reclamé que hasta el conversatorio sobre la presunta reducción de la pobreza tuviese como escenario el blindaje del Palacio de Nariño, lejos del clamor de la cuarta parte del país que la padece y de quienes, como dijo Noticias Uno, atribuyen la “tal disminución” a que antes era pobre quien ganara menos de $220 mil y ahora el que gane menos de $180 mil.

La imagen, como sabe Piedad, no sólo se construye con “escenarios”, sino con cifras y volteretas matemáticas. Y aunque ella se niegue a creerlo, con cirugías, maquillajes y asesores que fabriquen frases impactantes y, esas sí, de tono popular, para vender espontaneidad.

Si Santos se asumiera como el que es, como dice Piedad, no estaría metido en berenjenales propagandísticos para tratar de lavar su imagen negativa, que es del 53% según Gallup y del 56% según la Polimétrica de Cifras y Conceptos.

Pero lo está, y creo que tiene el derecho a hacerlo, así no lo haga bien. Pero una cosa es una campaña presidencial, donde juegan vanidades personales o intereses partidistas, y afloran esos prejuicios de que habla Piedad, y otra el momento decisivo del proceso de paz que toca a estas y a futuras generaciones.

Y para lograrlo, para contagiarnos, tiene que, repito, bajarse del pedestal, dejarse de prejuicios y ser o hacernos creer que es uno de nosotros, especialmente en las regiones, que es donde se construye la paz.

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