Por Mario Morales
No deja de ser paradójico que en el año de la tregua en Colombia se hayan incrementado las violaciones a la libertad de prensa. Una paradoja que sigue la tendencia mundial, pues en 2015 hubo más periodistas asesinados en países en paz que en zonas de conflicto. (Publica El Espectador)
Claro, fue año electoral, pero nada justifica ni el incremento de víctimas ni el decrecimiento de la libertad de expresión con su nefasta sombra sobre la democracia.
Por eso, según Reporteros sin Fronteras, pasamos del puesto 126 al 128 entre 180 países, sólo por encima de algunos con situación más crítica, como Honduras, Venezuela y México.
El 2015 se llevó 110 reporteros de manera violenta, de los cuales 67 casos están documentados como asesinatos por efecto del ejercicio profesional. Además, fueron muertos siete colaboradores de medios y 27 net ciudadanos. La trágica lista la encabezan Siria, Irak y Francia, por la masacre de Charlie Hebdo.
Aquí, al menos dos periodistas perdieron la vida ejerciendo su oficio. Y no fue por causa del conflicto armado. Flor Alba Núñez en Huila y Luis Peralta en Caquetá investigaban valientemente la corrupción. Ya tenemos 144 mártires en 38 años.
Paradójico que más peligrosos que la guerra resulten los civiles enmascarados acostumbrados a hacer de la suyas. ¿Qué harán ahora que se les acaba la mampara del conflicto?
También aumentaron, según la FLIP, las amenazas con respecto a 2014. Son 76 víctimas, incluidos periodistas de grandes medios como Vicky Dávila, Claudia Morales y Pascual Gaviria.
La estigmatización aumentó brutalmente, así como la obstrucción oficial al ejercicio reporteril. Tristemente en 2015 prescribieron otros tres casos de periodistas asesinados. Y al comenzar este año prescribió el de Alfredo Matiz Espinosa.
El año que se fue será recordado como aquel en el que país confirmó que la prensa era sistemáticamente chuzada, no sólo por delincuentes, sino por algunas entidades encargadas de velar por su seguridad. Esa es la otra paradoja.