Por Mario Morales

Puede que les resulte, así sea de carambola, pero las estrategias kamikaze que vienen utilizando las derechas (que aquí son muchas, así no se distingan entre sí, salvo por las ambiciones) dejan ver el estado de desacuerdo y desesperación con miras al 2022. (Publica El Espectador)

Estaban confiados en que, con la labor de descrédito, apoyada en bodegas, líderes de opinión y propaganda sucia, podrían derrotar en segunda vuelta a Gustavo Petro, a quien han construido como el enemigo perfecto, no solo porque ha opacado otras opciones del centro a la extrema izquierda, sino porque lo consideraban blanco fácil con su repetida estratagema de recurrir a su pasado insurgente, su cercanía de hace unos años a Venezuela y Cuba y otros imaginarios de miedo en países vecinos.

Pero el crecimiento desmesurado de Petro en las encuestas públicas e internas, y ante la falta de nuevos elementos para desinflar al candidato, los ha llevado a improvisar en agenda consejas y suposiciones sobre una presunta vinculación suya con el cartel de Cali en boca de un experto en artimañas y componendas como Néstor Humberto Martínez, de cuya lengua viperina dan fe algunos de los más sonados casos judiciales y políticos del país.

Desvirtuado el show de las bolsas de dinero, atacan la columna vertebral de Petro, reconocido por sus debates contra la corrupción, pero no lo hacen con hechos, sino que enrarecen la atmósfera con dudas y cascaritas para controvertir su aceptación popular, habida cuenta de que el ambiente de caos y desolación juegan a su favor en lo que queda de año.

Pero apostarle a la táctica al presidente “fusible”, como lo viene haciendo el exsenador Uribe desmarcándose él mismo y al Centro Democrático de Iván Duque, sí que patea el tablero de las estrategias para evitar la descolgada en la deteriorada imagen de quien se creyó dueño del teflón.

Corren el riesgo, quienes, a punta de declaraciones, tinta, micrófonos y lenguaje de odio, quieren repetir la historia en las dos últimas dos décadas, de convertirse en quintacolumnistas inopinados del cambio pendular con el que amenazaron hasta el cansancio a sus conciudadanos. Efecto bumerán, que llaman

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