Por Mario Morales./

Como Marylin. así debe sentirse Antanas cuando escucha decir que todos quieren con él, como tituló ayer este diario. Y quizás deba sentir el mismo hastío y la misma renuencia que aquella protagonista de novela ante el coqueteo interesado, manipulador y pasajero de sus presuntos admiradores. (Publica El Espectador)mockus

Que Peñalosa, Pardo y los Verdes se peleen un guiño de Mockus para las elecciones que vienen, no solo habla del oportunismo de esas campañas, sino que además contradicen lo que Antanas ha significado para la ciudad y el país.

Ese manoseo mediático, especialmente de los dos candidatos de la derecha, insulta la inteligencia de Mockus pero también la de sus eventuales votantes que no encuentran puntos de conexión entre esa nebulosa que propone aquellos y la herencia política de éste, que aún habita, así sea en la nostalgia de la Bogotá que a todos nos dijeron.

Ya sabe Mockus su rol en la trama: si salta a la arena electorera, primero descalificado y luego convidado de piedra para lavar imágenes. O, si se queda al margen, usado por un ratito, mientras la foto, mientras el voto.

Detrás está el pretexto de una ciudad descuadernada y reparchada con frustraciones acumuladas. Pero parafraseándolo, cuando hablaba del proceso de paz: “echar para atrás me parece un error”. Lección aprendida.

Hoy el país lo necesita en otras lides. Lejos de las rebatiñas de estas élites trasnochadas y de las componendas a nombre de los despojados. Nos corresponde al resto de los capitalinos exigir el cumplimiento de su legado que nos hizo sentir al tiempo que “ciudadanos en formación”, habitantes de un mundo más humano.

Que vuelva a pecar por omisión. No queremos recordarlo como trampolín ni como colchón neumático. A ver si se lo toman en serio. Que dejen de tratarlo como a Marylin. Y que no lo consideren como un simple dummy en el decorado.

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