El país de las maravillas

Por: Mario Morales

No, no estamos en 2001. Significaría aceptar que es el mismo país cándido de entonces, que creyó en promesas autoritarias y justicierismo por propia mano, sin sospechar sus alcances y efectos. Hoy el enemigo está en otra parte. (Publica El Espectdoar)

Vean las marchas del domingo, que transcurrieron y se encontraron por momentos. Las de protestas legítimas e incansables que creen en el poder de la palabra y del andar para corregir los extravíos. Las de quienes tienen otras y válidas razones para pedir diálogo, negociación y cambios inaplazables, como les prometieron en 2018. Las de quienes, cansados de limitaciones a sus privilegios, piden vía libre para extender sus prerrogativas. No faltan los obcecados, confundidos o prepagos que siguen pensando que por un voto, un empleo miserable o un puestico de dulces en la calle hay que salir a defender, como sea, la institucionalidad, esa que les venden empaquetada en publicidad política o propaganda distorsionada. Y, claro, los que recurren, presas del delirio, como en la leyenda gansteril, al camarada máuser. De todo hay en la viña del Señor.

Pero este presente, con sus marchas, arengas, debates y trinos, deja ver otro país, otros países que habitan en las generaciones intermedias que se han ido desplazando de la derecha prejuiciosa e irracional hacia el centro conciliador. Hoy son tres de cada cuatro los que se oponen a las vías de hecho, la eliminación del otro o las guerras fratricidas, según lo dicen encuestas y conversaciones cotidianas. Hace cinco años eran la mitad. El nunca bien ponderado plebiscito resultó ser el pharmakon griego, veneno y cura a la vez, que nos restriega en la conciencia la oportunidad que dejamos pasar.

Esta semana es crucial, con visita de la CIDH, para exigir, sí, no más bloqueos, pero también no más violencia policial ni ciudadanos armados; para que tengan algo concreto que mostrar, aparte del maquillaje barato que ya comenzaron a aplicar. La militarización solo aumenta la lista de peticiones, esa que al vargasllerismo y al uribismo les parece tan larga y que todos ellos por acción y omisión ayudaron a construir.

@marioemorales y www.mariomorales.info

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