Ya lo imaginábamos. El paro sirve para todo, especialmente para disculpas, simplificaciones y los recurrentes caballitos de batalla, en los que son tan hábiles los jinetes del poder por estas latitudes. (Publica el Espectador)

Aun así, no deja de ser desconcertante, que el DANE, encargado de estadísticas y no de interpretaciones prejuiciosas, le achaque a la protesta los casi seis puntos porcentuales de decrecimiento económico en mayo. Las ojeras no las tiene el caballo sino quien lo monta.

Para ellos, nada tuvo que ver la inhumana reforma tributaria que presentó el gobierno, en contravía de todo sentido común, como prueba reina de su política económica errática, que, en medio de la pandemia, no supo afrontar  desempleo, inequidad, hambre y todas esas etiquetas que definen esta crisis profunda, y que ahora dicen querer solucionar dizque con otra reforma tributaria, empacada con  almíbar para distraer el mal sabor del desgreño y el gasto disparado e injustificado  del gobierno de la neomermelada.

Según el Dane, que parece recuperar en el significado de la última letra la vieja idea de los embustes, no tienen responsabilidad en el bajonazo ni los capitalistas salvajes, ni los descarados (ex) funcionarios, ni los interesados asesores, ni los despistados gobernantes, ni los angurrrientos empresarios, ni las medidas impuestas e ineficientes.

Es decir, según ellos, si no fuera por el paro, ahora mismo deberíamos estar oficializando nuestro ingreso formal al primer mundo.

Ya otras instancias y otras bajas intenciones, habían declarado al paro como responsable del tercer pico de la pandemia, causante del deterioro de los derechos humanos y las libertades individuales, de la brecha social, del aplazamiento del progreso, o de la demora o ausencia de soluciones urgentes como pasó con el triste ejemplo de Providencia, dejada a su suerte para hacerle honor a su nombre.

A este paso y con esos imaginarios sin riendas, la historia hablará del peor período reciente, por culpa del paro; habrá que aclarar si hablamos de la inacción del gobierno o de la sociedad que protesta. Una cosa piensa el caballo….

 

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