El país de las maravillas
Uno tiene que preocuparse cuando acabados —o ni siquiera esbozados— los argumentos del Gobierno para enfrentar el descontento de los ciudadanos, se circunscriben a defender eso que llaman “la institucionalidad”, sobre todo si la entienden —y hay quienes se lo creen— como defensa de altos cargos públicos o de quienes los ocupan. (Publica el Espectador)
Mencionar el ejemplo del fiscal general sería perogrullada, pero le ha dado por seguirle los pasos a Miguel Ceballos, que tiene poco o nada que mostrar como comisionado de Paz, salvo cortinas de humo como esa de que avanzan diálogos con el Eln, a sabiendas de que están en esas a regañadientes, según dice Pablo Beltrán, y que hubieran pateado la mesa de no ser por la persistencia de Naciones Unidas y el Vaticano.
Ante evidente escasez de materia prima, Ceballos fue escogido para coordinar la —ya veremos hasta dónde— concertación en medio del paro nacional. Decisión presidencial a dos bandas: contar con uno de los pocos leales que le quedan en su cada vez más pequeño círculo de condiscípulos sin atributos y parecer duro, habida cuenta de la terquedad de su representante.
Sectario como pocos, se cobija bajo falsos dilemas cuando dice, sin rubor, que deslegitimar al comisionado de Paz es deslegitimar la institucionalidad. O cuando, para justificar la tardanza en hablar con líderes del paro, señala que primero hay que hacerlo con la institucionalidad, para invocar a partidos de gobierno y a los nuevos mejores amigos en las cortes.
Aparte de desmedida autoestima, hace gala de una creencia convertida en prejuicio: creer, como tantos otros políticos, que hay que defender “al país” de bloqueos y manifestantes, como si estos últimos fueran parias. El mismo prejuicio de los medios cuando excluyen y crean rivalidades con etiquetas como “ciudadanos vs. indígenas”, o la aprensión de algunos miembros de la Fuerza Pública que dicen ser la ley, dejando por fuera a quienes se atrevan a criticarlos.
Pero que ciudadanos en redes repliquen esos imaginarios explica por qué esos funcionarios están ahí. Se reconocen ahí.