Transcribimos aquí las primeras líneas del análisis del experto Germán Rey acerca del imperio Murdoch y el escándalo de las interceptaciones telefónicas en GB. La versión completa fue publicada en www.razónpublica.com
(Por Germán Rey)Se lee como un cuento y sin embargo este análisis pone al desnudo los abusos y los riesgos del periodismo de masas y su relación non sancta con el gran poder político, de donde el autor desprende seis moralejas que valen también para Colombia.
Cuento inglés
Tiene todos los ingredientes de un cuento inglés: el rey, el reino, los príncipes, el primer ministro, la Corte, los cortesanos, la bruja, el crimen, los esbirros, los cómplices, la gleba y hasta el búho. Y así se convirtió en uno de los casos más importantes del periodismo mundial en la última década. No sólo por lo ocurrido, sino por sus implicaciones para el futuro del periodismo.
El rey
Rupert Murdoch es una de las figuras más importante de la empresa mediática en el mundo. A partir de la fortuna que hizo su padre en los medios, tuvo la visión y el músculo financiero para hacer crecer la herencia hasta convertirla en uno de los grupos periodísticos más poderosos del planeta.
Se dice que estimula un periodismo que se regocija con las lógicas del amarillismo y que tiene el olfato para saber con precisión cuál es el próximo paso que darán las audiencias, pero sobre todo el negocio. Y en estos años poseer ese olfato es decisivo, sobre todo cuando a su alrededor se derriban, como castillos de naipes, periódicos reconocidos internacionalmente y se modifica dramática y aceleradamente la naturaleza del negocio acosado por las nuevas tecnologías.
En medio de las turbulencias de un periodismo en declive, no le tembló la mano para comprar todos los medios que quiso, desde los más sensacionalistas hasta los más venerables. Entre los primeros The Sun y News of the World y entre los segundos, nada menos que The Wall Street Journal, uno de los iconos del periodismo económico del mundo, que finalmente le arrebató a la familia propietaria que había construido una tradición informativa de seriedad y análisis. El Wall se convirtió en una de las joyas de su corona, pero además en el salvoconducto para rezar con una mano y pecar a mano llena, con la otra.
El biógrafo del rey Murdoch, Michael Wolff escribió que el magnate australiano tiene poco de sentimental, “que le encantan los ambientes canallas de periodistas enganchados a la botella, el tabaco y las mujeres y detesta el ambiente profiláctico y sereno de las oficinas del Journal”. Por eso ama el mundo de los tabloides, que para él significa inmediatez, agudeza, eficiencia y emoción. Al rey le encanta el riesgo, el entretenimiento y todo aquello que emociona al inglés medio que entra al pub y compra en las mañanas los jugosos tabloides. Pero es implacable en pedir resultados, es decir, rating, circulación, publicidad. En sus propias palabras “El éxito es la justificación de los medios”.
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