Por: Mario Morales
Dice el Gobierno que no hay crisis económica, y sí que la hay con riesgo de efecto dominó, y que hay crisis en la mesa de La Habana y no parece.Para hablar de los nubarrones económicos utiliza un tonito dulzarrón y recorta, como quien no quiere la cosa, $6 billones del presupuesto, prometiendo lo que no va a cumplir, que no habrá masacre laboral ni afectación de lo social. (Por Mario Morales)
Pues la tal crisis ya se siente en los bolsillos del ciudadano, en las plazas de mercado, en los supermercados y en los salarios de los pobres empleados que no han visto aumento este año a pesar de la inflación y la escalada alcista.
En cambio para referirse a La Habana el presidente habla durito para hacer creer que tiene la sartén por el mango aunque todos sepan que no es así, sobre todo ahora que falta un mes para cumplir el tan mentado plazo que el Gobierno utilizó para meter presión, pero que ahora se le devuelve como un bumerán.
El Gobierno habla de cuatro temas cruciales faltantes, amén de los 42 pendientes que recuerda la insurgencia, que no se pueden despachar así, tan alegremente y en tan corto plazo, sin mirar todos los alcances y entrever todas las implicaciones como acaba de pasar en La Guajira con la pedagogía de la guerrilla a sus tropas.
Mientras tanto el Gobierno comenzó flojo su labor comunicativa a favor del plebiscito; critica las conversaciones polarizadas de los medios, pero se contradice cazando peleas o ripostando a los opositores.
Parece más preocupado por las etiquetas y los poderes milagrosos de las redes sociales para su “conversación más grande del mundo”, que por diseñar una estrategia que le permita, como con el storytelling, construir relatos duraderos e historias convincentes.
Por eso, se percibe más como politiquería tanto su eventual nuevo gabinete como la alianza por la paz de los partidos que le apuestan, sin sonrojarse y en medios de peleas intestinas, tanto a formar parte de este Gobierno como del próximo. Aprendieron la lección.