Por Mario Morales

De veras, ¿la visibilidad por los hechos coyunturales con Venezuela y el debate por los protocolos con el Eln son suficientes para erigir al canciller como ministro estrella? y, peor aún, ¿eso ya le da patente para autonominarse como aspirante a la Presidencia? (Publica El Espectador)

Es cierto que las calidades y méritos no son el común denominador de quienes rodean al actual Gobierno, como lo demuestra el pobre balance de ministros y funcionarios de primer nivel, lo que reclama la revisión urgente de logros, pendientes y desaciertos que hacen parecer la actual administración como si estuviera en interinidad; pero de ahí a pensar que, y supongamos que así es, el simple cumplimiento de las tareas lo inviste de liderazgo y calidades para dirigir los destinos del país quiere decir que la vara está demasiado baja.

O ¿va a ser más importante el tonito, la intransigencia y la invocación de la mano dura? Por ese camino de las poses o convicciones altisonantes e inamovibles es que el país produce miedo. No es sino ver la interpretación tergiversada, engañosa o agresiva que están tomando las voces de quienes ocupan cargos de cualquier nivel, o aspiran a hacerlo, como prueba de que conocen y aplican, a ultranza, “la doctrina” y que pueden llegar a ser más papistas que el papa.

Contrasta la disculpa peregrina del canciller, aludiendo que se trataba de una respuesta jocosa, con la responsabilidad política que su aspiración genera desde el cargo donde está, y que fundamenta el proceso preventivo que ya inició la Procuraduría.

Ya estuvo suficiente de actuaciones, declaraciones o publicaciones basadas en ambiciones personales, delirios, insultos o engaños, como el caso de quien está (o estaba) llamado a dirigir el Centro de Memoria Histórica, para después salir con retractaciones a las malas, como si la honra de las personas y la suerte del país se pudieran refundar con el pretendido “borrón y cuenta nueva”.

Es verdad que ese culiprontismo verbal de quienes nombran y quienes son nombrados los está retratando, o delatando, mejor que cualquier perfil. Pero ya son seis meses. En serio…

Suscribir
Twitter
Visit Us
Follow Me
YOUTUBE
LinkedIn
Instagram