Por Mario Morales
Más que las cifras, prometedoras por sí mismas, los resultados de la más reciente encuesta Pulso País demuestran una vez más que no hay nada más convincente y alentador en la opinión pública que los hechos.(Publica El Espectador)
No solo es el mejor momento de los diálogos en la percepción nacional en los últimos 30 meses, sino que es la primera vez que la favorabilidad crece entre la población por causa del proceso mismo y no por otras razones.
Quizás ha habido picos emocionales con mejores guarismos como los que se vivieron con el avance de la selección en el mundial de fútbol o con las actuaciones de Nairo y Rigo en las carreteras europeas. Entonces todavía creíamos que la paz era un documento, una firma o una foto, y que fue el legado de la torpeza y superficialidad pastranista. Entonces también pensábamos que la paz, esa paz, era la solución a todos los males…
Muchos sapos hemos debido tragar desde entonces para entender que ese acuerdo, con todas sus imperfecciones, es mejor que cualquier orgullo, cualquier bandera o cualquier discurso.
Los anuncios sobre los avances efectivos en la agenda han resultado esta vez más eficientes que toda la deficiente propaganda oficial y la destructiva campaña opositora.
Ver para creer parece ser la condición de los colombianos para apoyar ese pedazo de paz tan esperado. Hace unos meses era uno de cada cinco colombianos el que apoyaba el acuerdo, más con la ilusión. Ahora, según la encuesta, es uno de cada tres colombianos el que le cree a la guerrilla en sus intenciones de paz o que el proceso va por buen camino; y ya casi son dos de cada tres los que creen que el acuerdo se va a firmar…
Con esas perspectivas y si se cumple la previsión de que los seis puntos quedan acordados antes de que acabe el mes, no solo el plebiscito no tendrá problemas con el umbral, sino que se superará con éxito esta fase de sectarización. A Uribe solo le queda el No para mantenerse y no desaparecer de la escena. Razón de más para apoyar el Sí.