Era de esperarse. En algún momento las campañas políticas iban a comenzar a girar en torno a “la paz”, escrita así, en sentido amplio. Sin concluir la fase de lucha de clases que plantean los orígenes, apellidos y antecedentes de Vargas Lleras y Petro, veremos, a partir de ahora, cómo partidos y firmones se alinderan a lado y lado de esa línea simbólica que es la implementación del proceso de paz. (Publica El Espectador)
La inminente alianza entre Juan Fernando Cristo y Clara López, con la evidente enseña de defender los acuerdos, rompe la calma chicha que rodea a los aspirantes a la Presidencia, que se siguen mirando entre sí, como en un embalaje ciclístico, esperando a ver quién arranca de veras, para recortarle diferencias a Germán Vargas Lleras, el líder de las encuestas de percepción que preguntan quién creen que va a ganar, así no piensen votar por él; y a Gustavo Petro, que encabeza las encuestas que preguntan quién puede hacerle oposición a Vargas Lleras, así no tengan intenciones de sufragar a su favor.
Y es que mientras el tema de la paz promueve polarización, delata sectarizaciones e incita creencias y prejuicios de las masas, otros asuntos, como la lucha anticorrupción, generan consensos y serán banderas comunes a pesar de los gigantescos rabos de paja que andan por ahí, pagando escondederos a peso.
Si primara la tan escasa coherencia, se vería a De la Calle, Cristo, Clara y Petro (y Pearl como Navarro buscando curules) de un lado; y a Vargas Lleras, el que diga Uribe y las obedientes ovejas de algunas iglesias cristianas del otro; se sabe que la alianza Fajardo-Robledo-Claudia apoya el proceso, pero si supedita la bandera anticorrupción se desdibuja. Expectante estará ese sempiterno 25 % de la franja de opinión… Es decir, tal como estábamos hace un año frente al plebiscito. ¿No habremos cambiado ni con la visita papal?
Llegado es el momento en que candidatos a las legislativas y presidenciales tengan que declarar de qué lado están. Entonces comenzará la “verdadera” campaña.