Desde antes de que se inventaran, nos gustaban las exageraciones, no para definirnos sino para imaginarnos como querríamos ser recordados. Por eso también nos gustan las listas y clasificaciones, pruebas casi siempre apócrifas de lo que decimos, sobre todo sí es de nosotros mismos. Así, entre hipérboles y grandilocuencias se nos va la vida. De veras, pensamos que la palabra crea, da vida o mata. (Publica el Espectador)
Comenzando por el presidente Duque o quienes escriben sus discursos, mayestáticos, pomposos y arrogantes a más no poder, sin importar que no tengan asidero. Si por él fuera, seríamos ya no el Silicon Valley ruta dos, otra de sus frustraciones —por incompetencia nacional, claro está—, sino la cuna de los récords Guinness o sede sempiterna de los Juegos Olímpicos, más alto, más lejos… Tal vez por eso se contrató la acuñación de 1.409 monedas de bronce recubiertas de oro (¿o es al revés?) con el nombre de quien ocupa la majestad de la república.
Baste mirar la entrevista de este domingo en El Tiempo, prueba fehaciente de su prosopopeya —mal conocida en las esquinas como lenguaje de culebrero—, cuando denomina la improvisada reforma tributaria como “la ley social más importante que se ha aprobado en Colombia en este siglo”, “la más concertada en los últimos años” y “la reforma fiscal de más alto recaudo”, ah, pero “con una agenda de austeridad” (simbolizada en moneditas de oro, para no mostrar el cobre). O cuando disimula recortes al Acuerdo de Paz y dice que “tenemos ya récords en obras por impuestos”, o que su gobierno —y ese es el broche de oro (o cobre)— “ha hecho las reformas anticorrupción más importantes de los últimos años”, “la primera reforma a la justicia en 25 años”… en fin.
Mientras tanto, en la otra cara de la moneda (¿la de cobre? ¿La de oro?), su mentor le hace el videojuego, maximizando el legado del gobierno anterior y minimizando (porque las hipérboles sirven a los extremos) la responsabilidad del actual, que fue elegido con las mismas maquinarias y los mismos votos y “hasta más de lo que va corrido de siglo”.