Por Mario Morales
… Y parece extenderse. Con el que pasó, ya son tres años fatídicos para la prensa. Con razón el balance de Reporteros sin Fronteras habla de degradación mundial de la libertad de información, y la SIP, de panorama sombrío en América Latina. (Publica El Espectador)
Conflictos armados, abusos de “la protección de la seguridad nacional”, asesinatos de periodistas extranjeros — y caída en indicadores de Estados Unidos y Reino Unido fueron algunos de los agravantes de 2014.
Incluso la Federación Internacional de Periodistas habla de 118 reporteros asesinados, 25 de ellos en América Latina, mientras que RSF registra 66, y la SIP, 19 en AL.
¿Y Colombia? Sigue en penumbras. Subió tres puestos en la clasificación de libertad de prensa de RSF, pero sigue mal ranqueada: 126 entre 180 países monitoreados, sin datos consolidados, pues hubo dos asesinatos de comunicadores aún por confirmar si ocurrieron por su labor, por lo que no aparecen en el informe de la FLIP, ya de suyo preocupante. Pero las amenazas fueron constantes para el camarógrafo Yonni Steven Caicedo, caído el 19 de febrero en Buenaventura, y el director de la emisora Morena FM, Luis Carlos Cervantes en Tarazá, Antioquia, caído el 12 de agosto. Por eso ocupamos el segundo lúgubre lugar de homicidios de comunicadores en la región, detrás de México.
Además la FLIP contabilizó 162 víctimas de violaciones a la libertad de prensa, especialmente en el occidente del país, Viejo Caldas y Antioquia. Sesenta y nueve fueron amenazados, seis detenidos ilegalmente, hubo una tentativa de homicidio y el lamentable exilio de Amalfi Rodríguez.
Y todo igual. Según el Comité de Protección a Periodistas, son cinco los años en que nadie es condenado. Este año prescribirán inexorablemente otros tres asesinatos: los de Gildardo Ariza, en Santander, Ernesto Acero e Iván Darío Pelayo, en Arauca. Como el invierno o los desastres anunciados, los crímenes contra la prensa seguirán. Impunemente. Y vienen elecciones…