por Mario Morales | Dic 9, 2021 | Blog, Legislación y regulación, Lib. expresión, Libertad de Prensa, Opinión
El solo hecho de haber incluido el orangután con penas a quienes critiquen a funcionarios públicos en el proyecto de ley anticorrupción, más allá de su aprobación, no solo es una amenaza tácita a medios, periodistas y ciudadanos que levantan la voz, sino la evidencia cruda del talante autoritario y antidemocrático de quienes, paradójicamente, están llamados a defender libertades civiles y derechos humanos. (Publica el Espectador)
No es la primera vez, dirán, que desde instancias de poder y el Congreso —que debiera ser lugar de representatividad de voces diversas y plurales— tratan de acallar, con marrullas, veedurías periodísticas y expresiones de los colombianos hoy potenciadas por canales digitales.
Expuesta la farsa de que los legisladores representaban a los que no tienen voz, ahora, cíclicamente, quieren aplastar sus manifestaciones en internet, la protesta callejera y hasta expresiones artísticas que irrumpen en el paisaje urbano para dejar ver descontento, criticar o simplemente para incomodar.
Más grave aún si, como se dice, miembros del Gobierno, partidos afines e incluso por lo menos una de las ías auparon, respaldaron y empujaron semejante estropicio. Uno más en el oprobioso legado con el que escupen en la cara a electores y a quienes aún creen en el cada vez más oscuro sistema político colombiano.
Suma a la desidia legislativa en pandemia el absurdo respaldo a actividades ilegítimas de ministros y colegas, como en el caso de la, increíblemente, presidenta de la Cámara, Jennifer Arias. También, la tomadura de pelo en proyectos de mínima decencia, como la disminución de la vagancia pomposamente llamada receso legislativo, otra de las insultantes prebendas de los mal llamados padres de la patria en tiempos de orfandad, dolor y miseria.
Razones suficientes para pensar en un remezón casi total, aunque excepciones haya. La obvia idea de un simple voto para un gran cambio no tiene buenos augurios si las nuevas generaciones miran estos escándalos con la misma abulia con que asumieron el reto de los Consejos Locales de Juventud. La mala hierba hay que combatirla desde la raíz.
por Mario Morales | Ene 28, 2019 | Análisis, Lib. expresión, Libertad de Prensa
¿Estrategia o coincidencia?
Qué hay detrás de la serie de actos de censura y de ataques contra periodistas, programas de televisión y críticos del gobierno de Iván Duque.
Las preguntas
Por Mario Morales*
Son tantas las señales preocupantes que viene dando el nuevo gobierno en relación con los medios públicos de comunicación, que muchos periodistas y ciudadanos se preguntan si hay una estrategia del poder para evitar preguntas, desinflar debates, arrinconar periodistas, culpar a terceros, ocultar errores o aplastar críticos. (Publica Razón Pública)
Nosotros también nos preguntamos:
- Si hay órdenes directas para atacar a la prensa y a la libertad de expresión de los ciudadanos.
- Si el lenguaje de odio y los mensajes violentos en redes sociales forman parte de una táctica para obstruir el trabajo periodístico y la labor de columnistas y críticos.
- Si estamos frente a una suerte de doctrina aplicada por fanáticos que parecen ser más papistas que el papa.
- Si fue reemplazada la meritocracia por el pago de favores con nombramientos clientelistas.
- Si las hojas de vida de los encargados de ciertas entidades corresponden a las necesidades de los cargos y funciones requeridas.
- Si se va a mantener un proceso exitoso como el de RTVC, y especialmente el de Señal Colombia, cuyas bases fueron sentadas a comienzos del siglo y representan el trabajo creativo de miles de personas expertas en el tema.
- Si está en marcha una aplanadora para aprobar un proyecto de ley que no ha tenido la suficiente participación ciudadana o académica.
- Si la ministra de las TIC tiene algún conflicto de intereses, ya que sus cargos previos fueron jefe de políticas públicas de Facebook y gerente de relaciones gubernamentales de Apple, empresas que se verían beneficiadas con la nueva legislación.
- Si el gobierno pondrá al frente de los medios públicos a personas éticas y preparadas para garantizar la libertad de expresión de un país diverso y pluricultural. O si en vez de eso seguirá dándole contentillo a sus áulicos.
Intento de censura
Logo Los Puros Criollos. Foto: Facebook Los Puros Criollos. |
El panorama desalentador se hizo visible a raíz de una grabación que se filtró a los medios.
No se trató de un desliz, de un lapsus ni de una actuación precipitada. El intento de censura a los contenidos de Señal Colombia por parte de Juan Pablo Bieri, gerente saliente del Sistema de Medios Públicos RTVC, que esta semana fue formalmente denunciado por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), hace parte de una serie de acciones cuya primera víctima ha sido la libertad de expresión.
Hay que recordar que Bieri fue el jefe de comunicaciones de la campaña del actual presidente y “su mano derecha en el trabajo de campo”, según dijo el mismo Duque. Dada esta circunstancia, la conducta de Bieri podría entenderse como un preanuncio —un teaser, o un “demo” en el lenguaje de los publicistas— sobre el enfoque que adoptará el nuevo gobierno para dirigir los medios públicos.
El teaser no pudo ser más claro. Tiene una voz en off del mismo Bieri, que ordena, se contradice y habla en nombre del mismo presidente (“ni este hombre que fue elegido políticamente por el pueblo, por las grandes mayorías, ni esta empresa, [sic] yo no estoy dispuesto a aguantarme ese sonsonete”).
En la conversación que se ha hecho pública intentó vetar el programa Los Puros Criollos (“matamos la producción”) y a su presentador, Santiago Rivas, (“no hay posibilidad de que en esta gerencia Santiago vuelva a trabajar… con esta empresa”).
Desde la posesión de Bieri se notó la intención de poner a competir los medios públicos con los privados.
La grabación deja ver además las razones para acallar a Rivas y su manera de pensar. Según Bieri: “No habla de RTVC, pero habla del proyecto de ley [de modernización de las TIC], pero hace quedar, digamos si RTVC está a favor del proyecto, y critica el tuit donde RTVC respalda el proyecto de ley… declárese impedido”.
En el fondo de todo está pues el polémico proyecto de ley que ha sido criticado por diversos sectores de la industria, de la academia, de los partidos políticos y de la sociedad civil. Pero el gerente quiere rehuir el debate y así lograr que el Congreso la apruebe sin mayores dilaciones.
Estos actos revelan la displicencia de algunos altos funcionarios hacia los medios públicos, y subrayan el peligro de que ellos incumplan su función de cuidar la libertad de expresión, la diversidad y el pluralismo, y se conviertan en caja de resonancia del gobierno.
El incidente deja también en vilo la autonomía de la RTVC ante las prácticas autoritarias de Bieri, quien renunció a raíz del escándalo y apenas cinco meses después de posesionarse.
Los otros síntomas
Instalaciones RTVC Foto: RTVC |
Pero el intento de censura fue apenas otra muestra de una actitud gubernamental que claramente contradice el deber de los medios públicos.
Desde la posesión de Bieri se notó la intención de poner a competir los medios públicos con los privados. El propio presidente Duque hizo énfasis sobre el aumento exponencial de la audiencia y dejó en segundo plano la función de llenar los vacíos que dejan los operadores privados.
La consigna fue acabar con la que denominaron “dictadura de las parrillas”, parrillas que siguen siendo la base del consumo televisivo tradicional en un país desconectado y tremendamente desigual en el acceso a los productos audiovisuales en otro tipo de dispositivos.
Además, el pasado diciembre se cambiaron los equipos creativos de Señal Colombia, a pesar de que estos habían dado muestra de su capacidad, como lo prueban los premios y críticas favorables de los expertos. En ese momento no les fue renovado el contrato a diecinueve empleados que estaban encargados del proceso creativo del canal.
Los medios públicos estatales no pueden ser voceros del gobierno de turno, ni propagandistas de sus políticas.
También hubo demoras para aprobar los contratos de veintitrés coproducciones pactadas por un valor de veinte mil millones de pesos, de los cuales la entidad aportaría el veinticinco por ciento. Esto se tradujo en desmejora de la programación, y las casas productoras se vieron afectadas mientras esperaban los giros para terminar sus productos.
El pasado 28 de noviembre tuvo lugar otro incidente de usurpación de funciones en Señal Colombia y en la Radio Nacional. Ese día sus periodistas no pudieron intervenir en la entrevista al presidente Duque y fueron reemplazados en el último momento por dos analistas invitados. Recientemente el director informativo, Darío Fernando Patiño, confirmó que tenía que dar cuenta sobre los invitados a su programa y el tratamiento de temas sensibles.
Mientras tanto, Bieri tomó partido a nombre de todo el sistema de medios públicos a favor del mencionado proyecto de ley de modernización de las TIC, a pesar de las dudas que despertaba la iniciativa.
Por último, se ha percibido también la displicencia ante la estéticas y narrativas de los medios públicos, así como el desprecio por el trabajo realizado en la construcción de la parrilla de Señal Colombia, fruto de un trabajo continuado de tres lustros.
Medios bajo fuego
Pero no solo se ha afectado al sistema de medios públicos. Hay otros brotes preocupantes contra el ejercicio periodístico que han enrarecido la atmósfera de la opinión pública y han afectado el ejercicio de la libre expresión:
- Acoso judicial de periodistas.
- Estigmatización, como en el reciente caso de Vicky Dávila, que fue hostigada desde una cuenta oficial del Centro Democrático.
- Calumnias a críticos, como le ha sucedido a Daniel Samper Ospina.
- El despido de una comunicadora de una de las unidades de trabajo legislativo por lanzar críticas al gobierno.
- Dieciocho periodistas víctimas de amenazas, tres de obstrucción al trabajo periodístico, tres de hostigamiento y treinta de violaciones a la libertad de prensa en apenas veinticinco días de este año.
Estos incidentes ponen en tela de juicio la democracia colombiana porque violan sus principios fundamentales y también los tratados internacionales.
Los convenios de la Unesco obligan a los Estados a crear las condiciones para que “puedan prosperar la libertad de expresión, independencia y pluralismo de los medios” y “fomentar el libre flujo de la información para que los ciudadanos puedan comunicar entre sí historias, ideas, información y correctores de la natural asimetría de la información entre gobernadores y gobernados”.
Para que esto se haga realidad los medios públicos estatales no pueden ser voceros del gobierno de turno, ni propagandistas de sus políticas.
por Mario Morales | Ene 8, 2019 | Blog, Libertad de Prensa, Opinión
El que terminó fue un año tenebroso para la prensa en Colombia.
Inédito, mortífero y con todos los indicadores en rojo, lo sintetiza Reporteros Sin Fronteras, para el resto del mundo.
Como si no fuera suficiente con la crisis de sostenibilidad, competencia desleal, precariedad del empleo y falta de garantías para el ejercicio profesional, el periodismo se convirtió en el chivo expiatorio en las formas de decir y de actuar de legales e ilegales.
En vez de solidaridad y aprecio, hoy la prensa padece la estigmatización de poderosos y anónimos, de ciudadanos y gobiernos que se fueron lanza en ristre contra quien fuera durante dos siglos adalid y faro de la vida republicana y asiento democrático.
El periodismo se va quedando inexorablemente solo, en medio de la desconfianza, el odio y las agresiones. Lo demuestran 80 asesinatos en el orbe, 8 % más que en 2017, al decir de RSF (la FIP habla de 94), y las 599 víctimas de delitos contra la libertad de prensa en Colombia, 38 % más que el año pasado, según la Flip. De ellos, tres fueron asesinados; 257, amenazados; 52, acosados judicialmente; 53, hostigados; a 63 se les obstruyó su labor; 37 fueron agredidos; dos, secuestrados; dos, objeto de violencia sexual, amén de ataques cibernéticos o presiones para remover información. Hechos que nos harán descender del ya preocupante puesto 130 que, entre 180 países, ocupábamos en abril pasado.
La reportería responsable levanta callos y abre heridas entre quienes abusan de la ley, el poder o la fuerza, pero no puede ser causa de su intemperancia, como tampoco de las hordas que llevan a extremos su hostilidad contra la prensa.
No son pocos los errores que se cometen por premura, falta de preparación o irresponsabilidad; son frecuentes las barbaridades de quienes usurpan el rótulo de periodistas, o los proyectos de ley que, con zanahorias insulsas, pretenden amordazar la libertad de expresión; o la soberbia y agresividad de algunos reporteros. Es posible que ello origine falta de credibilidad y confianza, pero no justifica que nos hayan perdido el respeto, la base de todo derecho.
por Mario Morales | Sep 26, 2018 | Com. Política, Libertad de Prensa, Opinión
No. No son gajes del oficio. No podemos normalizar el acoso judicial, ni el matoneo, ni el hostigamiento, ni la obstrucción, directa o indirecta, al trabajo de los periodistas en nuestro país. (Publica El Espectador)
La tutela a María Jimena Duzán por sus valientes y necesarias columnas sobre el caso Odebrecht no solo es sospechosa de origen, sino que se salta todos los referentes del sentido común. Su intención es obvia, ponerle freno, amedrentarla, y de paso a todos los colegas. Como ella, según la FLIP, son 33 reporteros presionados por quienes dicen defender la Constitución y la ley.
Igualmente reprobable es la andanada rabiosa del furibismo y sus bodegas contra la comunicadora Mónica Rodríguez, víctima en el pasado y presente del matoneo en redes sociales, del hostigamiento contra su persona y de la estigmatización por decir lo que piensa, el más sagrado de los derechos que subyacen a nuestros acuerdos sociales. Como ella suman este año 24 colegas víctimas de estigmatización y 30 de hostigamiento, al decir de la FLIP.
Pero ahí no cesa la avanzada. Está de moda que unos funcionarios impidan o les digan a otros qué pueden responderle a la prensa, como el reciente caso del director de la cárcel Modelo al exdirector de la ANI, obstruyendo el acceso a la información de los reporteros y constriñendo la libertad de expresión del exfuncionario.
También parece ser directriz que los funcionarios eviten a los comunicadores, como se dice que pasó con el ministro de Vivienda en Cúcuta y en La Guajira, y como ha pasado en otros casos precedentes, como el ministro Carrasquilla, que muestran la incomodidad del poder con la fiscalización.
La presión o seducción con la pauta publicitaria, la amenaza en sus variadas versiones, el acoso y los ataques viscerales son todos graves atentados contra la libertad de prensa, la libertad de expresión y el derecho ciudadano de estar informados sobre las veleidades del poder. Hace falta más que solidaridad en redes. Están yendo demasiado lejos
por Mario Morales | Ene 10, 2017 | Blog, Lib. expresión, Libertad de Prensa, Opinión
Por Mario Morales
Hay indicadores que llegaron para crecer y multiplicarse. Son testimonios de la incapacidad humana. Esas cifras esconden el drama de las víctimas, pero también ineptitud, indiferencia, falta de voluntad política o todas las anteriores, para controlarlas. (Publica El Espectador)
Es lo que muestra el año que acaba de terminar con los asesinatos de más de 100 líderes sociales, más de 800 mujeres, o con el número de quemados con pólvora o de riñas por intolerancia, la tercera parte en celebraciones y preferencialmente en domingo.
Lo mismo pasa con las agresiones a la prensa en Colombia y el mundo: en 2016 hubo 240 víctimas, ocho más que en 2015. Si bien no hubo asesinatos, siete comunicadores fueron secuestrados, 100 amenazados, 45 agredidos y 19 estigmatizados, según la FLIP. Incluso hay indicadores fatalmente proféticos: en los primeros cinco meses de este año prescribirán cuatro casos de periodistas asesinados en 1997.
Los conflictos en medio oriente aumentaron escandalosamente los índices orbitales de libertad de prensa. Según Reporteros sin Fronteras (RSF) 74 periodistas fueron asesinados el año pasado. Hay 348 periodistas encarcelados, 179 son profesionales y los restantes, net ciudadanos o colaboradores. Peor aún, 52 reporteros son rehenes.
Los países más mortíferos son Siria, Irak, Afganistán y en nuestro patio, México con nueve asesinatos, Brasil con tres, Guatemala con dos, y Perú y El Salvador con uno.
Junto a las agresiones directas, conspiran contra la independencia periodística la impunidad, interceptaciones, precarias condiciones laborales, leyes mordaza, autocensura y la creciente concentración mediática en manos de poderosos. Por ejemplo, según RSF, el 90 % de medios estadounidenses está en manos de sólo seis empresas.
En este maremágnum preocupante, resalta la iniciativa de periodistas, medios y ciudadanos con la naciente Liga contra el Silencio para enfrentar uno de esos males, la autocensura. Por ahora hay nueve empresas y organizaciones, como la Silla Vacía, Flip, la Pulla y Vice, entre otras, haciendo lo que se debe: Periodismo. Bienvenidos.
por Mario Morales | Oct 24, 2016 | Blog, Libertad de Prensa, Opinión
Por Mario Morales
A veces sirve. No siempre la escandola de las redes sociales es inoficiosa. Ocasionalmente funge como catarsis, alerta temprana o repositorio de los signos de nuestra época. Es lo que está pasando a raíz de narrativas violentas y piezas publicitarias ofensivas, cínicas y oportunistas que delatan lo que piensa y cómo ve esta sociedad enfermiza a sus mujeres. (Publica El Espectador)
No obstante que ya están retiradas, esas cuñas que hablaban de Transmilenio como lugar seguro para negocios (y como cosa de hombres), y para chismes (como cosa de mujeres) no parecen ingenuas o como errores de percepción. La intencionalidad, como sucedió con la aerolínea y su imaginario de las mozas, es evidente en la idea de notoriedad, debate público y conocimiento de las marcas, aun a precio de la reputación.
¿A qué le apuntan? A prejuicios instalados, arquetipos repetidos por generaciones, es decir, a memoria colectiva que hace parte de la mentalidad adulta de esta sociedad que de dientes para fuera dice condenarlo, pero lo acepta y pone en práctica porque hace parte de su educación sentimental. Cinismo y efectismo en bruto.
Lo más grave es la legitimación de esos prejuicios aberrantes que de esa manera tienden a “normalizarse” y a normalizar narrativas paralelas, periodísticas y digitales, en las que la mujer y su cuerpo no solo son objetuales, sino que están al servicio de la instintividad machista que nos caracteriza.
Golpizas de futbolistas, confesiones de candidatos presidenciales, empalamiento de adolescentes, amenazas a jugadoras que cambiaron de divisa y cuñas estigmatizantes se refuerzan entre sí y generan el ambiente para que pasen desapercibidos hechos como la violación de una mujer cada hora, en promedio, como dice ONU.
No es suficiente con arrepentimientos tempranos y convenientes, como los del jugador y creativos. Debe haber acciones concertadas: educación enfocada en la primera infancia que es cuando se forman los prejuicios; castigos ejemplares a victimarios, y el resto de esta sociedad cómplice a terapias de choque.